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Radiación solar: ¿qué tipos hay y qué daños causan?

El verano comienza y muchos la esperamos con ganas para poder sentir cómo nuestra piel vibra con su energía, sin embargo los rayos solares y la radiación solar pueden provocar daños irreparables en nuestra piel.

Para poder disfrutar del sol en esta época, no hace falta recordar que es necesario utilizar fotoprotección alta para protegerse del sol, ¿pero conocéis todos los tipos de radiación solar que pueden dañar nuestra piel? Desde Olyan Farma queremos enseñarte cómo luchar contra ellos para evitar desde simples quemaduras hasta el temido cáncer de piel.

Aunque los últimos estudios nos dicen que la mayoría tenemos asimilado la importancia de la protección solar, muchos no somos conscientes de todos los rayos que emite el sol y del daño que cada uno puede causar en nuestra piel. Nos sabemos lo básico:

  • Evitar las horas de máxima exposición entre las 12 y las 16h
  • Buscar la sombra y utilizar prendas que nos protejan del sol: gorra, camisetas, gafas de sol que filtren la radiación UV…
  • Utilizar protección solar alta, de entre 30 y 50 SPF, y aplicarlos 30 minutos antes de salir de casa y volver a aplicarlo cada dos horas, tanto si nos bañamos como si no.

¿Pero cuántos sabemos que el sol emite infinidad de radiaciones luminosas? Además de los conocidos rayos UVA y UVB y la radiación visible, también podemos encontrar rayos cósmicos, rayos gamma, rayos X y los IR o infrarrojos. ¿Conocíais también la radiación asociada al uso de pantallas como el móvil o las Tablets tan cotidianas en nuestro día a día? ¿Y sabíais que son tan perjudiciales como los rayos UV?

Los efectos de todos estos tipos de rayos solares en la piel, pueden provocar fotoenvejecimiento o envejecimiento prematuro, producido por el daño oxidativo celular que puede causar esas odiosas manchas, o incluso daños irreparables o patologías tan importantes como el cáncer de piel.

 

Tipos de Radiación Solar

Como podéis observar los efectos de la radiación solar en nuestra piel pueden ser irreparables, pero tomar el sol de manera adecuada mejora nuestra piel y nuestra calidad de vida, ya que interviene en procesos tan importantes como la creación de vitamina D.

Gracias al filtro natural que esta presente en la atmósfera, la capa de Ozono, solo dos terceras partes de la radiación que emiten los rayos solares llegan a la Tierra. Como veis en el diagrama no aparecen los rayos cósmicos, los rayos gamma, los rayos X y los rayos UVC, evitando así que la parte más dañina de la radiación solar incida en nuestra piel. Esta radiación “maligna” es absorbida por el ozono evitando así que lleguen a la superficie terrestre. Estas radiaciones se caracterizan por ser las radiaciones de onda mas corta, lo que les da la característica fatal de penetrar mucho más profundamente.

La radiación que sí llega a nosotros es la UVA, UVB, los Rayos Visibles que contienen la Luz Azul que también transmiten las pantallas de nuestros dispositivos portátiles y los rayos IR-A (Infrarrojos). A continuación vamos a ver cada uno de estos rayos, que son los que realmente nos afectan.

Rayos UV

Estos son los culpables de producir el fotoenvejecimiento celular, lo que a la larga produce manchas, arrugas y flacidez, además del conocido eritema solar o quemadura solar. Este no es el único daño al que te expones sin la adecuada protección solar, ya que pueden llegar a producir cáncer de piel o incluso alterar el sistema inmunitario. Cuando inciden en la mucosa ocular sin la debida protección pueden provocar Cataratas.

Este grupo se divide en 3 tipos de rayos: UVA, UVB y UVC. Como hemos visto, los rayos UVC son absorbidos por la protectora capa de Ozono, así que sólo tenemos que preocuparnos por los UVA y UVB. Esta radiación viaja dentro del haz de luz que el sol proyecta hacia nosotros todos los días del año, y como toda luz puede reflejarse en distintas superficies. La nieve refleja hasta el 80 % de los rayos UV, el agua un 25 % (aún sumergido a 40 cm de profundidad penetrara en tu piel), y la arena un 15 %.

Existe la creencia de que sólo hay que protegerse del sol si vamos a estar tostándonos en la playa, pero ahora vamos a comprobar que no es así. Las longitudes de onda de los rayos UV son mucho más intensas a mayor altitud, lo que nos indica que también son mucho más dañinas en la cima de una montaña que al nivel del mar.

La gran diferencia entre los rayos UVA y los UVB es que la mayoría de la radiación UV que llega a la tierra es la de tipo A, atraviesan cristales, nubes y penetran mas profundamente en la piel, hasta un 50% de esta radiación llega a la dermis, y esto lo hacen durante todo el año. Son los responsables de la oxidación celular y producen un “bronceado inmediato”, tanto es así que son los utilizados en las cabinas de bronceado, con las que hay que tener máximo cuidado porque la radiación que emiten también puede provocar cáncer de piel.

Los rayos UVA también son los responsables de la formación de radicales libres, que son los precursores del cáncer de piel, por eso es tan necesario el tratamiento preventivo que aconsejan todos los dermatólogos: exponerse el tiempo adecuado con la adecuada protección. No nos referimos solo al factor solar de alta graduación que lleven el símbolo UVA rodeado con un círculo, los complementos como las gafas de sol y gorras son igualmente necesarios.

Por otro lado, los rayos UVB no penetran con tanta profundidad en la piel. Sólo el 85 % son absorbidos por la epidermis, y aproximadamente un 15 % llega hasta la dermis. Son los responsables del maravilloso “bronceado playero” con el que estamos soñando durante medio año, y a diferencia del producido por los rayos UVA, este sí que se mantiene en el tiempo.

Sin embargo, aunque los rayos UVB puedan parecer inofensivos, esconden un lado oscuro: Los daños producidos por este tipo de rayos son irreparables. Estos rayos son los causantes principales de la quemadura solar y el cáncer de piel. Pueden dañar directamente el ADN celular dando lugar a mutaciones en este y siendo los principales causantes del cáncer de piel. Y es que el “moreno” es un mecanismo de defensa que nuestra piel utiliza contra la agresión de este tipo de radiación solar.

Ahora bien, ¿cómo podemos protegernos de ellos? Al igual que en el caso de los rayos UVA, conviene protegerse tanto con el filtro solar de alta graduación (renovando la aplicación cada 2h) como utilizar los complementos adecuados para exponerse al sol con seguridad. Además, de evitar la exposición en las horas de mayor radiación y mantener una piel sana e hidratada.

Para aplicar adecuadamente la protección solar y garantizarnos una buena protección frente a este tipo de radiación solar, debemos aplicarnos 2 mg/cm2 de protección solar, lo que equivale a 200 g para cubrir todo el cuerpo. O lo que es lo mismo: dos nueces de crema para cara, cuello y escote, y nueve en los hombros, la espalda, los brazos y las piernas.

Rayos Infrarrojos (IR-A)

Los rayos infrarrojos son los responsables de proporcionarnos esa agradable (en algunos casos) sensación de calor y bienestar, pero también son los responsables de las insolaciones y los golpes de calor, sobre todo en bebés, ancianos y deportistas. En esencia son calor seco, por lo que no nos damos cuenta del daño que nos pueden producir estos rayos solares en la piel. Hasta hace relativamente poco desconocíamos que pueden alcanzar la capa más profunda de la piel.

Esta radiación representa un 50% del total de las radiaciones que recibimos mientras que las UVA son del 5% y las UVB el 1%. Los daños que producen son por oxidación, estos generan radicales libres que son los que provocan que la piel envejezca. No son los responsables del cáncer de piel, pero potencian los efectos dañinos de la radiación UV, por lo que aunque no son los causantes, ayudan a que se produzca.

Para poder protegerse de ellos, lo mejor que podemos hacer es asociar el factor solar de alta graduación con antioxidantes. Los más utilizados y con mayor evidencia científica son los tocoferoles y derivados de la vitamina E.

Luz visible

Por último tenemos la Luz visible, que supone el 40% de la radiación que recibimos. Como su nombre indica, la Luz visible es la que podemos ver, es responsable de que podamos diferenciar los colores y de que las plantas realicen la fotosíntesis. Esta no solo se compone de la radiación solar, ya que la luz artificial, que emiten los dispositivos LED también emite este tipo de radiación. 

¿Cuál es el peligro de esta radiación? Pues no es otro que la luz azul, que al igual que los rayos IR-A, penetra en las capas mas profundas de la piel y puede provocar daños similares a los rayos UVA.

Luz azul

Hasta hace relativamente poco, únicamente se sabía que la Luz Azul afectaba al sueño, por inhibición de la secreción de melatonina, y a los ojos por producir el síndrome visual informático, que cursa con la disminución en la secreción natural que produce el ojo para mantener la humedad del mismo, produciendo fatiga visual. ¿Pero afecta también a nuestra piel? ¿Qué daños produce?

Efectivamente, se ha confirmado que esta radiación también produce varios daños en la piel. La Luz Azul provoca sequedad y deshidratación cutánea, induce a la oxidación celular, que produce arrugas y flacidez al destruir el colágeno natural, y promueve la proliferación de manchas en fototipos altos, III y IV.

Para evitar el riesgo de verse afectado por la Luz Azul, además del uso diario del fotoprotector, puedes utilizar tocotrienol o resveratrol como antioxidante, al igual que con los Rayos Infrarrojos. También puedes utilizar filtros específicos para poner sobre las pantallas de ordenadores, tablets y móviles que usamos a diario en el trabajo o en nuestros momentos de ocio.

 

Cómo protegernos de la Radiación Solar

Lo ideal es realizar una fotoprotección tópica y oral para poder hacer un cuidado integral. Los antioxidantes orales no son suficientes para neutralizar el efecto de todas estas radiaciones que inciden día a día en nuestra piel, pero sí contrarrestan y combaten los radicales libres que se están formando. Por eso, deben ser un complemento del fotoprotector tópico.

Lo aconsejable es empezar a tomar estos antioxidantes entre 30 y 15 días antes de la exposición solar intensa, y hasta 15 días después. Con esto ayudarás a tu piel a mantenerse fuerte y preparada para cualquier tipo de agresión, reforzando tus células contra la radiación y fortaleciendo las defensas naturales de la piel.

También es aconsejable llevar una dieta equilibrada con bastante fruta y verdura, ya que estos alimentos ayudan a frenar el envejecimiento de la piel gracias a la Vitamina A, estimular la síntesis de colágeno gracias a la Vitamina C, y reparar la dermis de los radicales libres y recuperar la luminosidad y el tono cutáneo gracias a la Vitamina E. La Vitamina A la podemos encontrar en la zanahoria, el mango, el melón, el tomate, el caqui, los pimientos, las espinacas, los canónigos, los berros, el alga nori y el boniato, que contienen caretonoides, mientras que la Vitamina C está presente especialmente en cítricos, guayabas, coles de bruselas, coliflor y brécol, y la Vitamina E en el aceite de oliva y los frutos secos.

Esta carga de antioxidantes podemos potenciarla con complementos alimenticios como el tocotrienol a través de Vitamono EF , ya que este derivado de la vitamina E es difícil de adquirir en la dieta; y el resveratrol con Prototype Cápsulas . Gracias a su alta biodisponibilidad cutánea, consiguen llegar a la suficiente de tus células y ayudarlas a luchar contra los radicales libres. 

Estos son todos los tipos de radiación solar y los efectos que tienen en nuestra piel. ¡Compártelo para que más gente pueda protegerse!

Consejo: si quieres conocer la predicción diaria de los niveles de rayos UV, consulta la página web de la Agencia Estatal de Meteorología. Es una buena forma de prevenir los daños que pueden provocar los rayos solares en la piel.

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